¡Qué las matemáticas nos acompañen!

La doctora en matemáticas, Clara Grima, convocó a más de una veintena de niñas y niños alrededor del pensamiento racional y la lúdica. La mayoría de los asistentes provenían de Clemencia – un municipio cercano a Cartagena- y del barrio Nelson Mandela, muchos de ellos apadrinados por la Fundación Plan, dedicada a promover el bienestar en comunidades vulnerables.

Grima combinó el taller con el trabajo manual en el aprendieron a relacionar principios matemáticos con el amor y el valor de la abstracción para analizar y aprender. Todos, sin excepción, reían frente a los simpáticos apuntes de "su profe".

Contrario a lo que sucede en el mundo de los adultos, en el mundo de la infancia nada se excluye. Sus ojos se concentraban en las tiras de papel, el pegante y las tijeras que iban dando forma a la cinta de Moebius. A través de la confección de esta figura se acercaron a las muchas formas de lo infinito y se divirtieron, como auténticos niños, ejercitando su capacidad de pensar para crear. La ternura y la sencillez de la tallerista acompañó el proceso cuya finalidad era hacer atractivos los procesos de pensamiento- y comprensión-, y promover la popularización del estudio de las matemáticas. Lo logró gracias a la disposición de sus asistentes.

¿Qué has aprendido? -le preguntamos a una niña de ocho años-.
Para responder, suelta las tijeras y mira.
-Lo que hizo ella, dice señalando
-¿Y qué hizo ella?
-Hizo Magia.

¡Qué las matemáticas nos acompañen!