"Siempre quise escribir 'bestsellers'"

Ken Follet ha escrito treinta y dos libros que han sido traducidos a treinta y tres lenguas. Se han vendido más de 176 millones de sus novelas históricas alrededor del mundo. A esta conferencia de Zoom, cuando ya hemos pasado un año aburridos de las pantallas, se unen 2.700 personas. ¿De dónde viene este gran éxito? ¿Cómo lo consiguió?, le preguntó la periodista Andrea Bernal. Follett responde con desfachatada sencillez: "Siempre quise escribir bestsellers".

La conversación se centra en Las tinieblas y el alba (Ed. Plaza & Janés, 2020), donde los hechos relatados preceden la época dibujada en Los pilares de la Tierra, una de sus obras más conocidas. Follet se sumerge en una época poco documentada sobre la que cuelga el silencio de los historiadores, la Edad Oscura, el momento que va de la caída del Imperio romano al inicio de la Edad Media.

¿Qué aprendió sobre este periodo de la historia?

Me sorprendió encontrarme de frente con el hecho que Inglaterra era una sociedad esclavista, donde al menos el 10% de los pobladores eran esclavos. Cuando me percaté de eso caí en la cuenta de que los esclavos tenían que tener su voz en la novela.

¿Por qué le interesó ese periodo en particular?

Los años en torno al primer milenio después de Cristo marcaron un giro, y cuando hay un cambio de época hay drama, conflicto, excitación. Además había escrito un par de libros sobre Kingsbridge, pero en una época más cercana, y quise saber cómo se había vuelto un lugar tan importante. En el libro están retratadas las personas que construyeron el país, y no fueron pensadores, ni músicos o escritores, sino artesanos y constructores plebeyos. Ellos construyeron a Inglaterra.

¿Cómo nacen sus personajes?

Bueno, en realidad primero que todo va la situación. Mi vida se trata de historias, y cuando piensas en escribir ficciones populares, la situación, el drama, va por delante. Luego piensas en quién pudo haber hecho tal cosa, cómo sería su vida. Te das cuenta de que las cosas que preocupaban a las personas de hace mil años son las mismas que hoy: el dinero, el sexo, los hijos, el poder…

Pienso en Aldred, el monje. En la época en que vivió (1.000 d.C.) toda la cultura en Europa se encontraba en los monasterios. Allí estaban los libros, la música, la poesía. Él era una suerte de líder cultural, quería difundir la educación, construir escuelas. Si te fijas el monje es una figura muy importante de la sociedad de aquella época. Por supuesto los había malvados, pero él, como muchos otros, era heroico y admirable, y al no tener familia necesitaba una misión en la vida: la educación.

¿Qué piensa sobre el llamado a reescribir la historia, o hacer una relectura de la historia, ahora que la gente en muchos países cuestiona ciertas estatuas que están en pie?

Debemos aceptar que las actitudes de la gente cambian. En Inglaterra hay estatuas de hombres muy ricos que hicieron algunas cosas buenas, pero hasta ahora a nadie parecía importarle cómo habían hecho su dinero, y resulta que fue matando o esclavizando a gente. Si eres un británico hijo de jamaiquinos, por ejemplo, y vez la estatua de un tipo que esclavizó a tus ancestros, pues no lo vas a admirar. Yo pienso que la gente que tumba esas estatuas tiene derecho a estar enfadada.

¿Piensa escribir algún libro sobre la pandemia?

Ya escribí uno sobre la peste negra, y no tengo ganas de hacerlo otra vez. Aquella pandemia fue peor, mató al menos un tercio de la población, no solo de Europa, sino de Medio Oriente y África del Norte también. Y allá en el siglo XIV la gente se inventó cosas como los tapabocas y se lavaban mucho las manos también, y cerraban las puertas de sus ciudades. Es más, ellos se inventaron la palabra cuarentena.