La familia como protagonista

Desde las épicas homéricas hasta la autoficción posmoderna, toda la literatura ha buscado responder preguntas que tenemos los seres humanos sobre la familia. Cuando empezó la conversación del Hay Festival Digital Medellín entre Guadalupe Nettel y Marta Orrantia, las escritoras no sospechaban la manera en que sus novelas recientes se entrecruzaban. Guadalupe dirige la revista de la Universidad Autónoma de México y ha publicado varias novelas, ensayos y libros de cuentos. Marta es periodista, novelista, editora y ha dirigido medios como Rolling Stone y Gatopardo.

En las novelas que publicaron el año pasado, ambas cuentan historias de amor filial, de hijos que no fueron y formas de ser papás. Mientras Orrantia narra en Cipriano (Ed. Random House, 2020) la historia de un hombre que se enfrenta a la perdida de su hija –y al encuentro con aquel hijo que había ignorado–, Nettel explora en La hija única (Ed. Anagrama, 2020) distintas formas de maternidad a través de personajes que se resisten a tener hijos, que crían hijos ajenos, o que sufren la muerte de un recién nacido.

Nettel confiesa que para escribir La hija única se alejó de su autobiografía, que en otras novelas marca el camino del narrador. En este caso la narradora, Laura, tiene buenas razones para no querer hijos, mientras que Nettel tiene dos. Orrantia tiene un hijo de diecinueve años y dice que el deseo de exorcizar el temor a que le pase algo la llevó a indagar en las vivencias de un padre que pierde a su hija. El protagonista de su novela se llama Cipriano. Es un hombre octogenario que entra en contacto con la generación de su hija muerta y empieza a entender su mundo, de mujeres con una mente abierta y múltiples opciones de desarrollo espiritual.

El duelo, los diálogos entre una generación que va de salida y otra que está entrando en la madurez, la perdida y la recuperación de un ser amado, son aguas por las que navegan ambas novelas. Para Nettel hay una paradoja con fuerza vital en la encrucijada que atraviesa uno de sus personajes, la madre que desea tener su hija más que nada en el mundo y que sabe que apenas habrá tiempo de abrazarla después del parto, pues una malformación cerebral le quitará la vida en momentos, horas o días. "¿Cómo se puede vivir sin la ilusión de la permanencia?". Por ahí andaban los pensamientos de Nettel cuando la pandemia hizo que todos nos preguntáramos lo mismo.