"La canción es un ejercicio de distracción"

Antes de comenzar la conversación con Jorge Drexler, Juan Gabriel Vásquez dejó claro una cosa: "Una de las razones por las que tu música me sedujo fue la importancia de las palabras en ella, pero tenemos un problema y es que no me gusta la palabra cantautor".

"A mí tampoco me gusta" -respondió Drexler-, "creo que si nos dedicamos a trabajar con las palabras no nos puede definir una tan insulsa como cantautor, es como decir choripán. Un híbrido impreciso".

El resto de la conversación siguió un hilo perfectamente ordenado, como las letras de Drexler, como la narrativa de Vásquez. Todo fue música y poesía. "Hasta mi sexto disco escribía siempre primero la música, porque me costaba muchísimo hacer letras, quería encontrar un letrista que se ocupara de eso".

Con el tiempo Drexler entendió que a los que escribían buenas letras también les costaba trabajo y a pesar de escribir canciones de la forma en que antes se hacían poemas no se considera ni músico ni escritor. "Yo estudié medicina, tengo amigos con formación profesional en ambas cosas -por música y escritura-, que sí son expertos. Lo que quiero decir es que escribir canciones tiene poco que ver con ser buen músico o escritor, tiene que ver con aquello que no podemos nombrar y que tenemos que rodear para decirlo".

La milonga del moro judío, ¿cómo nació?, preguntó Vásquez. "Joaquín Sabina me soltó un desafío, me dio el primer estribillo de la canción y me retó a que escribiera el resto en décimas (estrofas de diez versos octosílabos). Fui a buscar la estructura de la décima a Google y a partir de ahí empecé una etapa de formación literaria autodidacta, alrededor de la décima y la métrica".

Alguien en el público virtual afirmó que Drexler escribió un libro sobre la décima, algo que rápidamente negó. En ese momento sacó uno de los libros más queridos de su biblioteca, una colección de canciones mexicanas con letras en décimas. "He estudiado a todos los decimistas más importantes de América Latina, pero ni así me siento capacitado para escribir un libro al respecto. Por ahí escribí un libro de poesía, pero es en métrica libre porque romper el dique de la forma es una manera de ser libre. Los límites son otra forma muy valiosa, si trabajo dentro de límites formales encuentro horizontes a los que de otro modo no habría llegado".

"Octavio Paz decía que la distracción es la atracción por el reverso de este mundo", le dijo Vásquez. "Y fíjate -le devolvió Drexler-, conseguir no pensar en lo que las manos van a hacer en la guitarra es mi manera de distraerme, dejarla que busque los acordes, que la mano dialogue con mi otro yo. La canción es un ejercicio de distracción".