Un orador casi místico

Mircea Cartarescu confiesa que se siente a gusto en Colombia. De hecho, la ama. Ama la comida, el ambiente, las mujeres y los hombres. “Hay gente que piensa que Rumania es un país latinoamericano que se perdió en Europa -dice en el teatro, mientras conversa con el público y con su amigo el escritor Xavi Ayén– y yo estoy de acuerdo con ellos”.

Tanto el castellano como el rumano vienen del latín. Y esta hermandad con la lengua madre bastó para que Mircea se haya interesado hasta la obsesión por la literatura de García Márquez. Su mundo también está poblado de milagros y de visiones del sueño, pero para él todo es real. “No distingo entre lo que ven mis ojos y lo que ve el ojo de mi mente”.

Tiene una formación en literatura clásica y su primera carrera fue como poeta. Escribió El levante, una epopeya de 7.000 versos alejandrinos inspirada por un capítulo de Ulises que recrea la historia de la literatura rumana y la extiende con una imaginación, una fe y una capacidad de ficción que convierte el mundo en un lugar diferente.

“Tienes que tener fe en que el libro se va a hacer solo –dice–, ese es el milagro que se produce cuando escribo”. Cartarescu se sienta a escribir cuando le pican los dedos. Puede que salgan diez, cien o mil páginas. Escribe a mano, con ritmo sosegado, una página al día. Le gusta entregar el manuscrito sin borrones. Afirma, con la voz entre la soberbia y la sinceridad desvergonzada, que nunca edita, que “no comete errores”.

Escucha a Mircea Cartarescu en conversación con Xavi Ayén en el Hay Player