La historia debe abrirse

Somos testigos del creciente interés que ha emergido por parte de los lectores sobre la historia de Colombia. En la arena política, con el proceso de paz y el referéndum, se ha hecho evidente que el voto racional implica disponer de un conocimiento más profundo acerca de la historia reciente de Colombia. De repente, cada vez más gente busca información y libros para llenar ese vacío que la educación les ha dejado.

El profesor y escritor Jorge Orlando Melo está en lo cierto en cuanto a que una decisión tomada por el gobierno en 1995 condujo a una falta de textos necesarios para fijar un contexto económico y social de los hechos que marcaron a nuestro país desde la independencia. Aquellos eran considerados libros marxistas y revolucionarios porque apuntaban directamente a las causas que llevaron al origen de las guerrillas.

“Nuestra historia más reciente es vergonzosa hasta cierto punto – destaca el columnista y escritor Antonio Caballero – dado que nos resulta complicado distinguir lo bueno y lo malo. La historia oficial hasta nuestra independencia fue bastante simple, y en cierto modo, falsa: los españoles eran los tipos malos y los colombianos los buenos, porque creíamos en la independencia”. El escritor y periodista Daniel Samper Pizano también planteó su visión: “El problema principal es el interés limitado que existe en torno a nuestra historia. Estamos aún intentando avivar esa chispa”.

Cuando la escritora Marta Orrantia se preguntaba por qué parecía que la historia se repetía de manera cíclica, Melo intervino para negar que se tratara de un ciclo. Según él, el problema deriva de una narrativa estereotipada creada por intereses políticos con el fin de atacar otras visiones a través de un solo argumento. “El problema de la historia de Colombia es que hay dos narrativas yuxtapuestas con el objetivo de atacar al adversario”, declaró.

Caballero no estuvo del todo de acuerdo. Para él, otros factores externos también han determinado el conflicto, no solo la interpretación de la historia. No es casualidad que la creación de la Organización de Estados Americanos (OAS) en 1948 en Bogotá coincidiera con el asesinato del político de izquierdas Jorge Eliécer Gaitán: Colombia también estuvo en el mapa de la Guerra Fría.

Pizano, con un espíritu pacifista y animado, concluyó: “Los dos tienen razón. Quizás si nos centráramos en la historia más allá de los procesos políticos, militares y económicos y miráramos a elementos como la música, la contribución de los negros al país– teniendo en cuenta su posición de víctimas – o las mujeres, podríamos esquivar esas narrativas”.

Aquellos que coincidimos con Pizano tenemos claro que es el momento de contar nuevas historias sobre Colombia que pongan fin al conflicto. Precisamente, historias que han surgido de un enorme desencanto con las narrativas propias de la guerra.

Escucha el conversatorio La historia vuelve. Antonio Caballero, Jorge Orlando Melo y Daniel Samper Pizano en conversación con Marta Orrantia en el Hay Player