Tres años de Bogotá39 (XIII). Mónica Ojeda

Con el objetivo de seguir celebrando la buena literatura, resaltando el talento y la diversidad de de producción literaria en Latinoamérica, hablamos con los integrantes de la lista Bogotá39-2017, tres años después de haber sido seleccionados. Hoy con nosotros la novelista y poeta Mónica Ojeda (Ecuador), autora de obras como Nefando y Mandíbula.

Han pasado tres años desde que se publicase la lista Bogotá39-2017 y fuiste seleccionada. ¿Nos puedes contar cómo ha continuado tu trabajo como escritora desde entonces?

Con muchas posibilidades de trabajo y con mucho espacio para la escritura y la lectura. He podido sacar proyectos de traducciones de mis novelas. Me siento querida por mi editorial y por quienes se interesan por mi escritura. No me podría haber ido mejor.

Escribes poesía y novela. ¿Podrías compartir con nosotros los nombres de  tus autores/as favoritos en cada género?  

Enrique Verástegui, Raúl Zurita, Blanca Varela, Marosa di Giorgio, María Auxiliadora Álvarez, Antonio Gamoneda, Alejandra Pizarnik, Eduardo Eielson, Efraín Jara Idrovo, Mario Montalbetti, José Watanabe, Ernesto Cardenal, Anne Carson, etc., ¡no acabaría nunca!. Y en novela: David Foster Wallace, Raduan Nassar, Agota Kristof, Clarice Lispector, Armonía Somers, Roberto Bolaño, Coetzee y Herta Müller.

¿En qué proyecto/s estás involucrada en estos momentos?

Escribo un libro de cuentos y una novela.

¿A qué paisano/a tuyo recomendarías para una hipotética Bogotá39-2027?

¡Lástima el límite de edad! Recomendaría a Natalia García Freire, sin duda.

¿Cuál deber ser el papel de la cultura en el mundo post-cuarentena? ¿Crees que cambie mucho en relación al contexto previo?

Quisiera ser más positiva y creer que esto nos hará reflexionar, replantearnos nuestras formas de vida, cambiar la manera en la que consumimos y nos relacionamos con el medio ambiente y con los animales, el modo en el que empleamos el tiempo. Me encantaría que esto sucediera, pero no soy naif. Siento que todo lo malo del capitalismo se va a recrudecer con esta situación.

Borges se imaginó el paraíso como una gran biblioteca, Kafka se imaginaba viviendo en un sótano donde pudiese leer, y Woolf recalcó la importancia de una habitación propia para escribir poesía y ficción. En tiempos de confinamiento y con los nuevos formatos de lectura digital, tal vez ellos hubieran cumplido sus fantasías. Para una escritora, ¿es la cuarentena un paraíso o una pesadilla?

Ni lo uno ni lo otro, al menos desde mi punto de vista. Es verdad que el confinamiento es el estado natural de toda escritora cuando está escribiendo, pero también necesitamos pasear, ver a quienes queremos, sentir que tenemos libertad para dejar nuestra casa cuando queramos y que esto no está restringido. La situación de este confinamiento es, además, tremenda. Hay gente muriendo a nuestro alrededor y sus familiares ni siquiera pueden despedirse de ellos. Son tiempos difíciles.

¿Durante el confinamiento estás siendo más escritor o lector?

Escribo y leo más, sí, porque el tiempo a mi disposición se ha extendido. Soy una privilegiada.

¿Cuál es el libro inevitable durante el confinamiento?

Cualquiera que nos estimule. En mi caso, he leído por primera vez Meridiano de sangre de McCarthy y me ha fascinado. También leí Hiere, negra espina de Combet y En tierras bajas de Herta Müller.