El dinámico mundo editorial es visto por los ojos de dos señores que tejen los puentes entre ayer y hoy. La primera pregunta de Héctor Abad es provocadora: “¿Hay que ser hijo de un banquero para fundar una editorial exitosa?”. Los modelos de Heinrich von Berenberg y Carlo Feltrinelli son solo dos de los posibles, pero funcionan.
Von Berenberg desea que su editorial sea una mezcla generacional, por eso cuenta con colaboradores jóvenes y mayores. Feltrinellli, por su parte, busca la manera de evolucionar sin perder su tradición, muy política, pues estuvo ligada a las grandes luchas socialistas del siglo XX. Feltrinelli se ha renovado con un edificio en el centro de Milán donde se concreta aquello que llama “el mosaico Feltrinelli”, un lugar para la utopía, con doce kilómetros de libros enterrados en el sótano, auditorio, restaurante, bar, sala de lectura y oficinas de la editorial y la fundación Feltrinelli.
Von Berenberg cuenta con un aliado fundamental que en Alemania tiene un gran prestigio: la prensa cultural. “Por alguna razón, dice, a la prensa cultural le gustan nuestros libros; le apostamos a la literatura de no-ficción y nos gusta hacer libros bonitos, libros que además creemos que se deben leer, es algo un poco dictatorial”.