Fernando Montaño, el movimiento del sueño

En el teatro Adolfo Mejía se presentó el bonaverense solista del Royal Ballet de Londres en tres actos. El primero, con música de Stravinsky tocada por el pianista Pablo Andrés Burbano, fue una coreografía inédita llamada “la paloma dorada”, en homenaje a la búsqueda de paz. Siguió el cortometraje “Narciso” protagonizado por Montaño, donde el bailarín hace la danza del “Preludio a la siesta de una fauno”, de Claude Debussy, en una suerte de ritual cifrado por la presencia del agua y bellamente perseguido por la cámara. La otra media hora la llenó el acto principal “El arte cambia el mundo”, un ensamble de danza de Montaño y música de la banda Suricato, con melodías e iluminaciones oníricas como telón de fondo a sus pasos y movimientos.

Montaño puede hacer que sus patadas en medio vuelo se parezcan al aleteo de un picaflor, como puede tomar la actitud de una estampida de búfalos en solo un par de metros. Su combinación con Suricato, un exponente de las nuevas músicas colombianas, es una propuesta nueva, sin precedentes en la escena nacional e internacional.