Sobrevivir —o no— al cambio climático

Compartimos este planeta con otros 7 millones de especies de plantas, animales y hongos. Científicos alrededor del mundo clasifican miles de especies nuevas cada año. En la cuenca amazónica y otros lugares del trópico, algunos sienten que toda su vida es apenas un grano de arena en la tarea de inventariar todos los seres vivos.

¿Cómo aumentó la diversidad biológica y cómo se esparció por los continentes y mares de la Tierra —y por qué o para qué—? Es una pregunta que quita el aliento al momento de plantearse. Pero, ¿cómo el uso de la tierra y el cambio climático afectarán los patrones de distribución de la biodiversidad —pasados, presentes y futuros—? Esto es incluso más difícil de responder. Y es lo que Alexandre Antonelli, director de Ciencia en el Real Jardín Botánico de Kew y profesor de biodiversidad y sistemática en la Universidad de Gothenburg, piensa averiguar.

Junto con su equipo de investigadores en el Antonelli Lab, desentrañan el futuro que nos espera estudiando la evolución y distribución de la biodiversidad. ¿Cómo nos impactará la formación, extinción y migración de especies dentro de poco?

Los humanos hemos logrado homogeneizar paisajes y sociedades. En el último siglo la cantidad de especies que existen también ha disminuido por culpa nuestra, más que en cualquier otro tiempo. ¿Continuará la vida como la conocemos con, digamos, la mitad de las especies que existen hoy?

La pregunta es más compleja de lo que parece. En principio, no, no continuará igual. Pero qué tan diferente será va a depender de qué especies se extingan y qué le sucederá a las que permanezcan. Piense en las plantas, son casi 400.000 especies en la Tierra. Bastaría con erradicar cinco de esas especies –trigo, arroz, maíz, café y cocoa– para causar disrupciones en la seguridad alimentaria mundial, y para hacer del mundo un lugar mucho más aburrido.

En Kew estamos mapeando el uso de miles de plantas y hongos para ayudar a identificar qué especies requieren la protección más urgente. Otras plantas pueden no ser tan útiles hoy, pero podrían contener las soluciones a los retos del mañana (ser la fuente de nuevas medicinas o alimentos, por ejemplo). Aun si algunas especies no se extinguen del todo —por ejemplo, si sobreviven en un jardín botánico o en cantidades pequeñas en un bosque— el funcionamiento de los ecosistemas puede deteriorarse.

En la última conferencia global sobre cambio climático, a pesar de las alertas de los científicos del panel intergubernamental, los países no lograron acordar reducciones más ambiciosas de emisiones de dióxido de carbono. Si se mantiene la tasa actual de reducción de emisiones, ¿en cuánto tiempo sucederán cambios irreversibles en la biodiversidad?

Ya hemos visto cambios irreversibles en muchos casos, pero hay una gran variación en el modo en que cada especie responde al cambio climático, y cómo las diferentes regiones se están viendo afectadas. Las especies de montaña, y quizá haya más de ellas en los Andes colombianos que en cualquier otro lugar en la Tierra, están migrando hacia arriba, en busca de mayor altitud, persiguiendo su temperatura óptima. Esto podría continuar por un tiempo, al menos mientras haya hábitats más elevados y puedan llegar a ellos antes que sea tarde. Pero en muchos lugares, como las tierras bajas alrededor de Cartagena, no hay montañas que las especies puedan escalar, o el camino está truncado por ciudades y carreteras. Así que para mitigar el impacto del cambio climático en las especies también debemos pensar en crear corredores biológicos.

Usted estudia la variación genética entre especies para conocer, entre otras cosas, hace cuánto tiempo que evolucionaron las unas de las otras. ¿Puede predecir cuánto tardarán las especies en adaptarse al cambio climático, y si lo lograrán?

El clima ha cambiado muchas veces en el pasado —hace millones de años— pero cada vez sucedía mucho más lento. Estudios genéticos demuestran que las especies ahora tendrían que adaptarse al cambio climático a una velocidad 10.000 veces más rápida que en el pasado. No es imposible que lo hagan, pero tampoco es algo en lo que podemos contar. Así que tenemos varios proyectos en el jardín botánico de Kew que utilizan técnicas genéticas y experimentales para identificar plantas que naturalmente son más resilientes a un clima más cálido, como las variedades naturales del café Arábica.

¿Cuál es la principal amenaza a la diversidad biológica en América del Sur?

Sorprendentemente no es el cambio climático, sino la degradación ambiental. A través de América del Sur, la mayor amenaza es la deforestación, usualmente provocada por el fuego. En Colombia, alrededor del 66% de la deforestación está en la Amazonía, que, como en Brasil, se está convirtiendo en una finca ganadera, pero también por causa de la minería, la construcción de vías y las plantaciones de soya, coca y palma de aceite. Otros ecosistemas menos conocidos, como las sabanas naturales y pastizales, también albergan una cantidad de especies y están desapareciendo igual de rápido. Los científicos en Kew están usando técnicos como fotografía satelital y de dron para ver qué tan rápido están sucediendo esos cambios, dónde, y qué se puede hacer para revertir la tendencia.

¿Cómo varían las condiciones para desarrollar investigación científica en América del Sur y en los Estados Unidos, por poner un ejemplo?

En mi experiencia la ciencia no tiene fronteras. En el 2018 pasé medio año trabajando como profesor invitado en Harvard y vi un intercambio de estudiantes y científicos muy dinámico en ambas direcciones: muchos biólogos basados en los Estados Unidos tienen interés en investigar en América del Sur y muchos investigadores y estudiantes sudamericanos tienen colaboraciones norteamericanas. La financiación es una limitante en cualquier lugar del mundo, pero si alguien tiene una idea de investigación lo bastante buena, trabaja duro y encuentra a las personas correctas para apoyarlo, usualmente encuentran la manera de que funcione.

Alexandre Antonelli hablará sobre los retos del cambio climático con Wade Davis, Andrea Wulf y Rosie Boycott el sábado primero de febrero a las 17:00 en el Hotel Sofitel (Santa Clara)