Dionne Brand y su complejo universo

Dionne Brand filtra sus experiencias vitales en una obra que retrata una sociedad desaforada, rezagada por el capitalismo, el colonialismo, el sexismo y la hegemonía del hombre blanco.

Su más reciente libro, Theory, ahonda en la historia de un personaje que cree en el poder sanador del conocimiento. Escribe una ambiciosa tesis de doctorado que pretende desafiar los paradigmas raciales, culturales y heteronormativos que rigen en el imaginario colectivo. En el camino se encuentra con amantes que apelan distintas partes de su psique, y representan el intelecto, el cuerpo y el espíritu. Su obra ha sido catalogada como “experimental”, y aquí un ejemplo: el narrador de esta novela no está confinado dentro de delimitaciones de nombre y género. Tampoco Brand está limitada por los grilletes de sus ancestros; su pluma está afilada en contra de la opresión, apuntando a la libertad.

Dionne Brand se crió sobre suelo caribeño en Guayaguayare, Trinidad y Tobago, hasta 1970, cuando emigró a Canadá. Luego de finalizar estudios en filología inglesa y filosofía publicó su primer libro de poemas, con veinticinco años. A finales de los años 80 comenzaría a publicar ficción y en la década siguiente potenciaría su carrera como documentalista; hoy reúne más de una veintena de títulos de verso, narrativa, no-ficción, y créditos en siete documentales feministas. Ha sido galardonada con algunos de los más prestigiosos premios literarios canadienses: Governor General’s de poesía, el premio Griffin de poesía. Sin mencionar un doctorado honoris causa de la Universidad de Thorneloe.

Como poetisa, narradora y ensayista, su trabajo explora temas de género, raza, sexualidad, feminismo, colonialismo, capitalismo… ¿Cuál es la diferencia entre el proceso creativo que se convierte en poesía y aquel que se convierte en ficción?

Para mí, la diferencia es doble. Primero, a lo que se apela. Como he escrito antes, la poesía interroga al lector, pero yo creo que el lector interroga a la ficción. El lector puede, por supuesto, también ser interrogado por la ficción (voy a encontrar algo similar o disímil a mí) pero la posición de la poesía es siempre una: tener que repensar, reubicar, reimaginar (voy a encontrar algo que me hace no ser yo). Entonces, hay una diferencia aquí en la dirección y calidad del intercambio. Después, para mí, cualquier material que necesita más compresión, más rapidez en el tiempo, escribo en poesía y cualquiera que necesite más demora escribo en prosa. Pero estas no son categorías fijas, cada vez más se convierten en lo mismo.

El alcance de los temas que explores en tu trabajo es un diagnóstico de nuestro tiempo a la luz de nuestra historia. ¿Cuál es el papel del artista en la sociedad?

Mi trabajo ha sido un registro de mi tiempo, mi vida. Lo hago con la consciencia de que comparto una historia y un presente cargado por la esclavitud, el colonialismo, la supremacía blanca, el racismo y que escribo en la misma linea de una gran tradición de poetas, pensadores, artistas y activistas que trabajan dentro de esta consciencia.

Ha dicho que escribe en contra de la tiranía y hacia la liberación. ¿Cómo saber cuándo el arte se vuelve político?

El arte es siempre político, ¿no es así? Creo que es una posición ingenua pensar lo contrario. Parafraseando a Aime Cesaire, la justicia se posa a la puerta de la belleza. El arte es político porque el 'significado' es político, las relaciones humanas son políticas. Si alguna vez pensamos que eso no es cierto, ahora sabemos que es completamente cierto, con la veloz y desigual distribución de la crisis climática, las migraciones (un movimiento interdicto) de la gente de sur a norte que sigue al empobrecimiento del sur a causa del norte.

Tu última novela, Theory, aparentemente figura un narrador sin género ni nombre. ¿Puede contarnos sobre la construcción de este personaje?

Theory no tiene un narrador sin nombre ni género, el narrador de hecho tiene un nombre y un género. Algunos lectores, encontrando un narrador cuyas descripciones no ensayan las relaciones de género normativas leen este personaje como uno desprovisto de un género definido –esto es algo bueno– es un reflejo de nuestro tiempo y las complicaciones del género. Otros, al no encontrar las señales esperadas que representan al género dentro del paradigma europeo, asignan el pronombre 'él' al narrador. El narrador parece, en un sentido, así, actuar como una especie de reflejo de dónde está localizado el lector.