Los hongos y el futuro de la humanidad

¿Qué se llevaría si tuviera que irse a vivir a una isla desierta? Esta pregunta de reunión de salón adquiere un interés diferente cuándo los destinatarios son dos de los científicos que más saben sobre biodiversidad en el mundo.

Hernando García Martínez es el director del Instituto von Humboldt, cuya labor es conocer la biodiversidad de Colombia y encadenarla al desarrollo sostenible de las comunidades. Para él la idea del científico encerrado en un laboratorio, hablándole a través de sus papers a una parte ínfima de la sociedad, no encaja con el carácter de esta institución. "Toda la ciencia que estamos promoviendo ahora es para buscar soluciones a los problemas de la sociedad. Pero si tuviera que irme a vivir a una isla desierta llevaría conmigo una magnolia para que me de sombra, una caléndula porque cura todo, y un maíz". Podría morir de viejo en aquella isla.

Los libros, películas o tecnología que nosotros, el común de los mortales, llevaríamos no servirían de nada. "Una palma, un frijol y alguna especie de la familia del girasol porque son medicinales", dijo Mauricio Diazgranados, quien lidera las investigaciones científicas en los Jardines Botánicos Reales de Kew, Inglaterra. También es colombiano.

Gracias al Ministerio de Ciencia y al British Council se forjó una alianza entre el Instituto Humboldt y Royal Botanic Gardens, Kew que busca conocer las plantas y hongos más útiles para la sociedad que existen en Colombia. "Sin los hongos -aclararon los científicos-, no se conciben los ecosistemas". Para Colombia representan un potencial gigantesco que apenas empezamos a descubrir.

Hay cantidades de hongos comestibles, biofertilizantes, medicinales, rituales. Los wayúu los usan para pintarse la cara, ¿y si se hicieran maquillajes a base de hongos? Hoy el mundo está buscando este tipo de usos de la biodiversidad y un proyecto como este logra conectar el conocimiento sobre las plantas y los hongos con encadenamientos productivos. "Estamos empezando pero vamos al punto donde la bioeconomía le sumará puntos al PIB del país", dijo Hernando.

Hasta el momento el proyecto ha identificado 7.500 especies de hongos en Colombia, un número que esperan ver crecer en los próximos meses.

Los hongos también ayudan a mitigar el cambio climático devolviéndole los nutrientes al suelo, pero ellos solos no van a reducir los impactos del calentamiento global. Nosotros tenemos que pensar en lo que comemos, cómo nos movemos. "Nuestro rol debe ser de protectores, no destructores de la naturaleza", dijo Mauricio, lo cual tiene mucho sentido desde un punto de vista económico.

Los servicios que los ecosistemas del mundo le prestan a la humanidad se calculan en 33 trillones de dólares, el doble de lo que producen las economías de todos los países sumadas. "Por ejemplo, si uno mata un elefante y lo vende por partes -explicó Hernando-, puede hacer hasta 40 mil dólares. Pero el valor que presta a la humanidad estando vivo es de 1.7 millones de dólares. Esta es una lógica económica verdadera. Hacia allá vamos".