Hace nueve años David Quammen publicó Contagio (Ed. Debate), un libro revelador sobre una serie de conexiones entre la naturaleza, los seres humanos y los virus. Decía allí que el coronavirus o SARS podía causar decenas de miles de muertes si nuestra suerte se agotaba, pues hasta 2019, por azares afortunados no había podido aumentar la efectividad de transmisión. Nueve años después sus declaraciones son lo más cercano a un horóscopo científico, dice Pablo Correa, periodista de El Espectador.
La primera pregunta de Correa es obligada: "Si se sabía que el coronavirus era un riesgo, ¿por qué no se hizo nada para prevenir la pandemia?".
"Los científicos y los trabajadores de la salud podían verlo venir y se habló con lideres políticos, pero dijeron que el costo económico y político era demasiado alto si no podían estar seguros de que la emergencia iba a llegar durante su gobierno. Quiero aclarar que los individuos y las comunidades tampoco tomaron medidas tan pronto se advirtió que una epidemia se había desatado en China, y al poco tiempo se volvió pandemia".
Quammen se encuentra escribiendo un nuevo libro sobre el coronavirus, pero con la limitante de no poder hacerlo a su manera, que es viajando a las zonas donde han emergido los virus en el pasado, y a lugares remotos que podrían ser la cuna de los nuevos epicentros de transmisión. "Los virus emergieron de animales silvestres porque tienen que vivir en creaturas celulares. Ellos son como paquetes de material genético que cargan las instrucciones para replicarse a sí mismos, pero no pueden usar las instrucciones porque no tienen los medios para replicarse, así que buscan otros organismos donde hacerlo".
Hay hasta 1.7 millones de virus en los animales y alrededor de 320.000 en los mamíferos, según Quammen. "Nosotros vamos a los ecosistemas del planeta y causamos disrupciones, capturamos animales, ejercemos presión talando cada vez más bosques, así traemos esos virus hacia nosotros".
"¿Qué nos dicen los virus sobre nuestro lugar en el mundo?", pregunta Correa.
"Creo que los virus nos muestran que no somos la única especie tremendamente exitosa en términos evolutivos. La covid-19 casi que iguala nuestro éxito como especie, en términos darwinistas". Hace 14 meses era un virus obscuro que vivía en una población de murciélagos, por lo que sabemos, en el sur de China. Los humanos entramos en contacto con ese murciélago de algún modo y pasó a un solo ser humano, luego a más y más, incluso en muchos casos sin provocar ningún síntoma. Es un virus muy ingenioso que descubrió cómo colonizar nuevos hábitats, multiplicarse en geografía y en tiempo. Creo que el coronavirus estará con nosotros para siempre. Esa es la perspectiva evolutiva y ecológica sobre el virus".