“Dejen que las mujeres seamos complejas”

El pasado fin de semana Chimamanda Ngozi Adichie hizo un recorrido por dos enclaves de Cartagena separados entre sí por un gran contraste: durante la tarde del sábado estuvo en el Centro de Convenciones de Cartagena y en la mañana del domingo en una de las comunidades más desfavorecidas de la ciudad, el barrio Nelson Mandela.

En la charla inaugural Gabriel García Márquez del sábado, Adichie habló sobre la relación entre la literatura y el periodismo. Contó la historia de cuando leyó por primera vez Cien años de Soledad, que le había prestado el hermano de una amiga de la infancia: un grueso libro de tapa blanda con unas páginas marcadas por las huellas sucias de muchos dedos.

Sus trabajos como escritora contienen buenas dosis de periodismo, especialmente Medio sol amarillo, una novela histórica en la que investiga meticulosamente sobre la guerra civil de Nigeria. “El periodismo es como el oficio del carpintero y la ficción el del artista loco, pero cuando escribes una novela, debes hacer de ambos. Yo he abordado los datos y luego los he hecho míos, les he dado forma y color. Es un tipo de reporterismo que necesita estar mezclado con poesía”.

Tras concluir su discurso inaugural, la nigeriana fue entrevistada por la periodista Alma Guillermoprieto con la que mantuvo una conversación sobre la guerra civil en Nigeria y la forma en que se ha cruzado con la historia propia de Colombia. “Es una historia que afecta profundamente a nuestro presente. Afecta siempre que ha habido trauma, porque la gente lo hereda”, aseguró.

Adichie ha llegado a consagrarse como una figura de feminismo para las jóvenes de todo el mundo, pero es muy cauta en la forma en que transmite su mensaje.

“Mantengo mi ira en mi corazón y en mi mente, yo misma limito la cantidad que dejo por escrito para que mi mensaje se escuche. Por supuesto que es frustrante ver el poder que tienen los hombres como colectivo y que aún tengamos que pedirles que nos escuchen, pero debemos hacerlo”.

El feminismo fue también el epicentro de la charla en el barrio de Nelson Mandela celebrada durante la mañana del domingo. La comunidad que allí vive es mayoritariamente afro-descendiente y casi el 70% de la gente llegó allí después de haberse tenido que desplazar forzosamente desde otras áreas violentas de la ciudad.

“Me hace feliz estar en la Cartagena negra, la Cartagena real. África está en el ADN de Colombia”, dijo, entre la ovación del público abarrotado a la sombra, en el interior de la carpa.

Adichie trató el tema de la violencia epidémica contra las mujeres en América Latina: más de 12 mujeres son asesinadas cada día en toda la región. Explicó que enseñar a las mujeres a cómo sentirse más seguras no es suficiente, ya que son los criminales quienes necesitan dejar de violar y abusar. “El abuso sexual en niños en esta región es un asunto serio” – añadió – tras denunciar la impunidad que aún existe y la falta de una educación sexual para todos.

“Enseñar a un niño a decir no mediante el empoderamiento, a través del conocimiento y desde el cariño. El problema de la educación sexual muchas veces es que parte del miedo, pero el abuso sexual no tiene por qué ocurrir. Si la gente aparta la mirada tendremos que preguntarnos por qué”.

En referencia a los roles femeninos, declaró que las mujeres deben tener libertad para ser complejas y multifacéticas: “Nuestra concepción sobre lo que constituye ser feminista debe estar desvinculada de las ideas de la feminidad. Las mujeres tienen derecho a ser muchas cosas, a querer muchas cosas. Dejen que seamos complejas”.

Según la activista, las narraciones pueden ser la herramienta perfecta para transmitir esa complejidad, para acercarnos y ayudarnos a erradicar la discriminación, estableciendo una humanidad común. “Lo que más me importa es contar historias de la gente: la gente nunca es simple”.

“Para las mujeres negras las narraciones son particularmente importantes”, afirmó. “Una mujer negra en el mundo vive bajo la presión de no ser completamente ella misma, de no ser excesivamente negra para poder encajar. Las historias sobre mujeres negras que aún no han sido contadas son una oportunidad. Sed ustedes mismas en sus textos”.

La marginalización de la belleza afrodescendiente por la cultura imperante fue también un elemento esencial de la conversación: “Es psicológico y político, el pelo negro es hermoso: siente el orgullo de tu Africanidad”.

A pesar del contraste de los espacios, ambas charlas tuvieron en común el entusiasmo del público y la abundancia de mujeres jóvenes vistiendo camisetas y eslóganes de los libros de Chimamanda: Todos deberíamos ser feministas.

Escucha la Charla Inaugural Gabriel García Márquez. Chimamanda Ngozi Adichie en conversación con Alma Guillermoprieto en Hay Player.