Conversar, dialogar, platicar

Sobre la necesidad de conversar

Aguilar: Soy una entusiasta de la conversación, le tengo mucha pasión y fe. Sé que tiene sus límites y me gusta mucho por que, a diferencia de otro discurso, lo que alguien dice en una conversación se ve profundamente impactado por lo que la otra persona dice. En estos momentos de la historia es fundamental y cuando tiene que ver con la política es indispensable. Cuando la conversación se cierra, empieza a ser muy preocupante.

Luna: La escucha va desapareciendo porque parece que es más importante la inmediatez de reaccionar. Yo disfruto mucho del teatro, genera que nuestras palabras se vean afectadas por una reacción. El encuentro es esencial para entender nuestras diferencias y conocer otras posturas. En México solo se contempla estar conmigo o estar en mi contra y es muy peligroso, hay que crear foros para entender que los contrastes son útiles. Pareciera que no hay espacio para cuestionar, es muy preocupante.

Ortuño: A mí lo que me parece muy necesario, quizá porque una de las vertientes que más me interesa es la parodia, que es la oda paralela a una versión establecida, es la posibilidad desde la individualidad de poder pensar por uno mismo y no comprar automáticamente los discursos políticos, que están construidos para ganar, conservar y acrecentar el poder. Yo recuerdo la simpatía que me despertaba cuando parecía que el PRI nunca se iba a ir, el espíritu escéptico de la gente mayor que no se compraba nada. Eran capaces de construir distancia con respecto a los discursos políticos y tener su propia versión de los hechos. A veces esto se pierde y la gente más joven tiene que aprender a crear su parodia personal y tomar su distancia, pensar por sí mismos, tener diferentes opiniones, escuchar y pensar.


Sobre construir foros y plataformas para la conversación (redes sociales)

Luna: No podemos depender de las redes sociales. No me atrevo a decir lo que pienso si te tengo enfrente, la empatía se pierde cuando no estamos presentes. Nos corresponde crear espacios para entender distintas realidades. Es ahí donde nos damos cuenta dónde estamos parados. Es esencial, en este país con tanta desigualdad, fracturas y fronteras, que hagamos un esfuerzo por cruzarlas e ir al encuentro. Un encuentro que nos confronte.

Aguilar: Las plataformas me inquietan, porque si hablamos de hablar en México, tenemos que aceptar que no solo puede ser en español, porque no es la única lengua. El estado tiene en sus manos tiene ciertas plazas públicas que concesiona, se supone que la radio es un bien común, pero nos damos cuenta que no es para todos. Hay una censura estructural de no dar esos espacios. Parece que los medios públicos no son públicos. Yo vengo de una fuerte tradición de la asamblea, estoy acostumbrada a debates muy largos, es otro tipo de ejercicio que sería bueno retomar. Yo sí quiero debatir en Twitter.

Ortuño: Después de muchos años de ser editor, que es material de los demás, la voz nunca es tuya, haces lo que el medio requiere que hagas, entras en la lógica del medio. No hablas por ti mismo, es algo que escribiendo literatura cambia completamente. La literatura no se juzga en términos éticos, hay libros maravillosos de nazis terribles, pero no significa que es la conversación que queremos tener. No tengo que estar de acuerdo con los autores, pero me sirve para ampliar mi pensamiento. Por las circunstancias de México, hay quienes no pertenecen a ciertos sectores y hablan por ellos sin consultarlos. Empieza a haber una especie de obligación de escribir por los demás, tendré que colaborar, pero no lo haré por ellos, porque usurpo ese espacio. En las redes sociales me atraía que la gente hablara por sí misma. Cada vez hay más gente habla por alguien más.


Sobre reevaluar la conversación

Ortuño: Siento una especie de fatiga, ya sé qué se va a desatar. Se vuelve muy complicado porque evalúas si merece la pena seguir interactuando.

Aguilar: Yo no puedo cancelar a nadie en una asamblea, pero en Twitter sí. Me preocupa que el discurso donde estás a favor o en contra, no hay matices, hay consecuencias sobre tu cuerpo y sobre tu vida. Hay que tener cuidado, por eso le apuesto a debatir, preguntar porqué no te gusta mi postura, tengo que quitarme el ego y discutir. Sí me da terror que vaya yo culpando a los demás. Trato de cuestionarme y quiero escuchar lo que dicen.

Diego: Disfruto mucho de atender lo íntimo, creo que el ejercicio de reflexión está en la escucha, qué buscamos cuando escuchamos. Yo vengo de una industria que te hace hablar cuando no tienes nada qué decir. He decidido escoger mis batallas, me metí a las redes con una esperanza ingenua de llenarlas de conversaciones con el publico ya que el cine me aísla completamente, me emocioné, pero me topé con pared, es más fácil cuando sigues que cuando confrontas. Yo siento que hay que tener muchísimo cuidado porque si pensamos que el reflejo de lo que sucede tiene que ver con la realidad y con intentar llegar a consensos resulta absurdo, las redes se alimentan del desencuentro.