Alquimistas de la selva y la ciudad

Karina Pacheco narra cuentos con aire de novela mientras Evelio Rosero pone cuentos en boca de personajes de sus novelas.

La escritora peruana Karina Pacheco se aproximó al cuento después de la publicación de sus primeras novelas. Evelio Rosero escribió muchos cuentos en su juventud, relatos recopilados en su libro Cuentos completos, y aunque ahora predomina en su producción creativa la novela, comenta que sus personajes suelen contarse cuentos entre sí. En conversación con Juan Diego Mejía, develaron detalles de la confección de la narrativa breve para dar con lo que “emerge de la epifanía”, en palabras de Rosero, y “volverse casi alquimistas para sintetizar y dar lo mejor”, como dijo Pacheco.

Karina Pacheco combina elementos fantásticos, oníricos, eróticos de la mano de relatos melancólicos y crudos. Le gusta jugar con el aspecto simbólico del lenguaje, con las metáforas. Ambienta sus historias en lo profundo del territorio rural, en la selva, en la montaña, donde la marginalidad, el aislamiento y la intemperie cobran un protagonismo en sí mismos.

Rosero se mueve en un mundo más urbano, sea su escenario Bogotá, Barcelona o Ipiales. Se alimenta de noticias, de la cotidianidad, de la dimensión mítica del día a día. En los momentos en que Rosero se ha adentrado en espacios más rurales, se ha acercado más al mundo de Karina, pues ha usado los escenarios del departamento de Nariño, Colombia, -donde transcurrió parte de su infancia- donde priman las idiosincrasias indígenas que son tan similares a las de Perú y Ecuador.

De duendes sin nombrar, de mujeres que comen loros para calmar sus frustraciones, o jóvenes que se enamoran de dioses griegos, de la pérdida de la inocencia, de muertos en el fondo de un lago que observan la vida sobre la superficie, y de antropólogas que confrontan la violencia de grandes corporaciones. Ambos contaron mucho cuento, el público quedó con el deber y las ansias por leer mucho más.