En una selva oscura

La novelista Nicole Krauss presenta su cuarta novela, En una selva oscura, donde reúne a personajes que están dispuestos a dejar atrás la vida construida para ir en busca de su transformación personal. Juan Gabriel Vásquez la entrevista en el Teatro Adolfo Mejía. Le pregunta de dónde nace la idea para esta novela. “Yo crecí con cuatro abuelos que eran o judíos o europeos y que tuvieron que huir. Estábamos aquí (Estados Unidos) pero el alma se sentía allá (Israel)”.

Ese mismo sentimiento da pie a la huida de uno de los personajes en la novela, Nicole, que, como la entrevistada, también es escritora y también tiene dos hijos. “Ella está ahí, sentada, viendo televisión, cuando de golpe siente que también está en otra parte, al mismo tiempo, y descubre que esa es la fundación de su ser”.

Esa extraña sensación, que está concatenada con la posibilidad de que existan múltiples universos o un multiverso -y que recorre toda la novela-, hace parte de la psicología de Krauss, quien frecuenta círculos intelectuales judíos en Nueva York. “La tradición intelectual judía me enseñó a ocupar una posición de duda. Es mucho más difícil sostener la incertidumbre que una creencia firme en la verdad. Yo no soy religiosa, pero esa es mi posición espiritual”, afirma la autora.

La conversación toma un giro inevitable hacia las creencias que sostienen a la literatura y el momento que esta atraviesa. Para Krauss, “la novela funciona como un espacio para la búsqueda y para la libertad, incluso la libertad de cometer mil errores. Hoy en día, la literatura sigue siendo el lugar donde podemos sentir como otras personas, pero eso demanda paciencia y capacidad, lo que la neurociencia llama slow processing. El internet, por otro lado, implica todo lo contrario, pero también exhibe infinitos Yo, una cantidad increíble de historias en primera persona que compiten en ese sentido con la literatura”.

"Es curioso que seamos tan leales a las historias que nos confinan – dice la autora– a esas categorías que nos imponen desde pequeños y que repetimos sin cesar. Es difícil romperlas, da miedo. Deberíamos investigar por qué, como sociedad, nos hemos puesto de acuerdo en algunas ficciones colectivas”.