El hombre obsesionado con las grandes damas

Al historiador Benjamin Moser no le preocupó presentarse como escritor con una biografía sobre una autora brasilera poco conocida fuera de su país, Estados Unidos. De hecho, cuando se lanzó a escribir el libro sobre Clarice Lispector no sabía cómo hacer una biografía. Pero le fascinaba Brasil, la cultura, y por supuesto, la escritora. "Es una cultura que necesita mucha explicación –le dijo a Mario Jursich, con quien habló durante Hay Digital Medellín–, que ha tenido figuras muy grandes pero que nunca ha viajado mucho, entonces yo quería ayudarla a viajar un poco".

En un punto de la conversación Moser, de 44 años, aceptó que uno podría pensar que tiene una obsesión con 'grandes damas de la cultura'. La primera súper estrella que lo atrajo fue Chavela Vargas, y sin mucha idea de lo que hacía fue a buscarla a Costa Rica, donde logró entrevistarse con ella. Luego escribió un libro grueso sobre Lispector y otro sobre Susan Sontag, que le valió el premio Pulitzer a mejor biografía en 2019. "¿Qué tienen en común estas mujeres?", le preguntó Jursich.

"Que tuvieron algo que quizá pueda llamarse carisma, no lo sé, algo que el común de los mortales no tienen".

"En las biografías de hombres célebres -intervino Jursich-, hay un momento clásico: cuando se nos revela que detrás de todo gran hombre hay una gran mujer. En tu biografía de Susan Sontag hay una especie de inversión, porque tengo la impresión de que sugieres que el gran hombre que hay detrás de ella es Roger Strauss, su editor".

"Una vida es un caos, pero una biografía tiene una narrativa, una cosa falsa que los autores le imponemos”, respondió Moser para luego seguir: “la vida de Susan es muy compleja, muy triste y dolorosa en muchas ocasiones, y ella siempre lo tuvo al lado, además era su editor, y los escritores tienen una inseguridad muy grande porque lo que hacen, a pesar del glamour y lo demás, en momentos parece no interesar a absolutamente nadie en el mundo".

"En el libro sugieres algo muy polémico, y es que parte de los conflictos de Sontag surgen de no haber asumido plenamente su sexualidad", añadió Jursich.

"Bueno cuando leí los cien volúmenes de sus diarios, en ningún momento menciona que está enamorada de un hombre. Las mujeres ocupan noventa y ocho de esos cien diarios. En aquel entonces, en Nueva York, la gente podía perder todo por ser homosexual abiertamente. Más que un reproche, yo le hago un homenaje por haber vivido así".

"Muchas ciudades hicieron a Susan Sontag -dijo Jurisch para terminar-. ¿Cuál de todas ellas la marcó más?".

“Tal vez Los Ángeles, allí terminó el colegio y se encontró con el arte. Además, esa combinación de Hollywood con Nueva York es muy importante para entender a Sontag. Ella incorporó a su mundo el glamour de las divas hollywoodenses y la seriedad de los grandes pensadores, dos cosas que parecen irreconciliables. Sontag era una estrella, estaba en portadas de revistas mientras escribía artículos sobre filosofía francesa".