La escritora que quiso darle dignidad a las víctimas de Jack el Destripador

Hay cientos de libros sobre Jack el Destripador, el asesino en serie que conmocionó la sociedad londinense en 1888 y que desde entonces se ha convertido en una figura de estudio, y de culto, para muchos historiadores, escritores y lectores. Pero había un detalle que faltaba, ¿quiénes eran sus victimas? Se sabía sus nombres, cómo las había asesinado y se les identificaba como prostitutas, y poco más. “Me sorprendió enormemente descubrir que no se había escrito sobre ellas”, contó Hallie Rubenhold, autora de Las cinco mujeres (Ed. Roca).

“Había muchos prejuicios frente a ellas porque eran trabajadoras sexuales. Eso era lo que pensábamos. Vivían en la calle donde no se diferencia si se es una persona sin techo, alcohólica o prostituta. Por eso nadie escribió sobre ellas, se tiende a la idea de que si vende sexo es porque ha desertado de la sociedad”, se quejó Rubenhold, historiadora de profesión, que piensa que muchas veces la gente se obsesiona tanto con el personaje de Jack el destripador que se olvida que mató a seres humanos, a mujeres que tenían una historia detrás.

Así que se puso en la tarea de investigar detalles sobre las vidas de las cinco canónicas, un grupo de cinco mujeres que según las investigaciones habían sido asesinadas por la misma persona. Había otras victimas, pero la atención se centraba en ellas. “Primero quería darles voz y dignidad. También quería reflejar la vida de mujeres pobres, cómo fueron marginalizadas. Y crear paralelos entre el pasado y los problemas que se sufren las mujeres hoy en todo el mundo”, le contó Rubenhold a Lucia Blasco, periodista de BBC Mundo. La charla de ambas inauguraba el Hay Festival Digital Cartagena.

“¿Cómo empecé? Fue como un trabajo de arqueología. Ellos encuentran algo pequeño. Luego van encontrando piezas y las van uniendo. Luego buscan en otros lugares y van comparando las piezas. En mi caso, utilicé periódicos, archivos policiales, miré experiencias que otras personas tuvieron en la misma época” explicó.

Con paciencia y dedicación fue encontrando pequeñas pistas hasta lograr reconstruir sus orígenes y sus vidas. Especialmente cómo habían llegado a vivir en la calle. “Cada una de esas vidas fue una revelación, me llevó a lugares que no esperaba ver”, confesó. Descubrió que, si bien eran pobres, no todas venían de lo más bajo de la sociedad. Descubrió también que la mayoría habían llegado a la calle como consecuencia de divorcios y abandonos. Y más aún, descubrió que tres de ellas no eran trabajadoras sexuales.

Esto rompía con todas las creencias de algunos de los estudiosos de esta historia, especialmente un grupo conocido como Ripperologist. “Cada uno de ellos tienen sus teorías. Incluso hay muchos desacuerdos entre ellos, pero coinciden en que mató a prostitutas”, contó. Entonces llegaron los ataques en su contra. La acusaron de mentir, de falsear fuentes, de fraude y hasta la compararon con un negacionista del Holocausto. “No era de su grupo, soy mujer y hay mucha misoginia, muchos egos en ese mundo. Era gente que se declara experta y eso les daba autoridad. Yo les desmontaba todo en lo que ellos creían”.

Pero también ha tenido sus recompensas. “Cada día recibo mensajes de personas. Muchos me cuentan que de cierta manera el libro ha cambiado su vida”.