“Hasta que no escuchemos todos esos relatos Colombia no va a tener reconciliación ni sosiego”

Los cines por venir (Ed. Planeta libros) es un libro con quince entrevistas donde Jerónimo Atehrtúa y otros directores se preguntan sobre las condiciones de existencia del cine en el futuro cercano. A Jerónimo le preocupa pensar que el futuro de la gran pantalla no está garantizado, que todo lo que hay por hacer, y por inventar, en el cine no se termine haciendo.

En esta charla del Hay Digital Medellín Jerónimo habló con Víctor Gaviria, uno de los entrevistados en el libro y director de Rodrigo D. No Futuro y La Vendedora de Rosas, entre otras. Víctor empezó reconociendo la labor que ha hecho Jerónimo. "En el mundo entero, el cine comercial está muy cuestionado y creo que tu libro pone los puntos sobre eso".

El hilo de la conversación empezó a tejerse en torno a las ideas estéticas de Víctor, y de golpe se hizo evidente por qué razón sus películas son hitos del cine en Colombia. Y también por fuera del país. El compromiso que Víctor tiene con la palabra, con la tradición oral, con lo que los sociólogos de los ochenta que miraron el bajo mundo de Medellín llamaron el 'parlache', va tan lejos como sus raíces en la poesía.

Víctor Gaviria estudiaba psicología y escribía poesía en la universidad, donde se unió al grupo que publicaba la revista Acuarimántima. "Allí conocí un poeta que me preparó para, años después, hacer Rodrigo D. No Futuro. Se llama Elí Ramírez. Estoy comparando pero no igualando", dijo. A un antioqueño la humildad se le nota a leguas, y así es con Víctor Gaviria, que es modesto sobre su poesía a pesar de que en 1978 ganó el premio nacional Eduardo Cote Lamus.

Además de Elí Ramírez, lo agarró la poesía nadaísta, llena de prosa. Ese verbo callejero lo movía antes de encontrarse con los actores naturales de Rodrigo D, que se le aparecieron como narradores urbanos. Sus relatos se le metieron por las venas. "La vida mía ha sido un compromiso con esta juventud porque tiene una cantidad de relatos de vida que son el otro lado del país, y hasta que no escuchemos todos esos relatos Colombia no va a tener reconciliación ni sosiego. Son voces que reclaman, que quieren que la sociedad entienda las dificultades a las que está sometida la mitad de Colombia".

Jerónimo indagó sobre las claves estéticas del cine de Víctor, a quien comparó con Pasolini. Le preguntó sobre la distinción que hace entre trama y universo. "La trama, el argumento de una película se compone de acciones encadenadas y causales que limitan la experiencia de la película a eso. A mí lo que ha me ha interesado es el universo de un relato. En mis películas he sido muy consciente de recoger pedazos que van hablando de la manera de ser y de existir en un territorio. En el cine colombiano hay una tendencia reciente a hacer unas películas muy silenciosas, donde la gente casi no habla, yo estoy como en otro cine, dirán que más costumbrista o más oral, donde la gente habla todo el tiempo".