Entrado en los sesenta, Leonardo Padura se sigue desdoblando en el detective Mario Conde, el protagonista de su saga de novelas policiacas. Él tiene la suerte –o la condena– de que Conde sea apenas un año mayor. El peso del tiempo y el escepticismo que acumula se van descargando como un temporal en sus ficciones, donde siempre se encuentran metáforas apocalípticas, señales de un posible fin, como el huracán, símbolo, según Padura, “de lo que puede llegar y cambiarlo todo, arrasarlo todo.”
Frente a una sala llena en el Centro de Convenciones de Cartagena, Padura se impone una sentencia para los próximos diez años: “esta será posiblemente la última década en que pueda retarme como escritor, enfrascarme en grandes proyectos.” El trabajo del escritor no se hace más fácil con los años. Al revés, crea en el autor una falsa seguridad. En ese sentido alaba a Saramago, quien supo retarse con cada libro nuevo que escribió.
La transparencia del tiempo, su último libro, sigue la tarea que se propuso desde que empezó la saga de Mario Conde, hacer la crónica de lo que ha sido la vida cubana desde la perspectiva de su generación. En sus libros, catalogados como novelas policíacas, Padura se vale de la estructura del género para tratar cuestiones más profundas que el desciframiento de un crimen.
“Mi novela la han catalogado de novela agónica o apocalíptica. Creo que tiene de ambas cosas. Siempre buscó algo que transforme radicalmente la vida de mis personajes en un determinado momento, así como la Revolución cambió la vida de la sociedad cubana por completo.”
Hablando de los sucesos políticos recientes, Padura confiesa que la isla quedó boquiabierta cuando Cuba y Estados Unidos anunciaron que reactivarían las relaciones diplomáticas, cosa que finalmente sucedió en 2016. “Era la esperanza de poder salir de una pesadilla, dice, a algo que quizá sería un sueño. Lamentablemente, con la presidencia de Donald Trump volvimos a ese estado de tensión y a la retórica del enemigo".
Escucha la Charla El País. Leonardo Padura en conversación con Javier Moreno en el Hay Player.