Relatos amazónicos

La charla entre Pola Oloixarac y Patrick Deville con Santiago Gamboa se centró en la Amazonia como espacio cultural, antropológico, y, aun, político.

Patrick Deville afirma que el primer héroe y personaje de la literatura latinoamericana es el paisaje. Todo comienza con Alexander von Humboldt. Nadie, antes de la fotografía, había visto ese paisaje. Humboldt fue el primero en interesarse en él. Al inicio, las culturas indígenas no son tomadas en cuenta, ni por los españoles, ni por los otros viajeros europeos. Pero poco a poco serán parte también de ese paisaje.

Deville mencionó que nunca escribe sobre lugares que no ha visitado. Sus libros son “novelas sin ficción”, escritas después de haber viajado a los sitios de los que habla. Siempre navegando por ríos o por mares, porque nació en un puerto y le fascina la navegación, y los lugares donde se siente mejor en el mundo son aquellos que flotan.

Pola Oloixarac considera, siguiendo a Carlos Fuentes, que los cronistas de Indias crean novelas fantásticas. Su delirio quijotesco, al estar en busca de cosas materiales, se transforma en narración.

Deville dice también estar fascinado por los cronistas españoles en América, pues están persuadidos de que describen la realidad. Sin embargo, son relatos llenos de ficción. Y él trata de hacer lo contrario, es decir, escribir novelas sin ficción para contar la realidad.

Mencionó un momento que lo marcó mucho, el instante en que nace el humanismo: cuando llevan a tres indios tupinambá frente al rey de Francia, y el encuentro que Montaigne tiene con ellos. Los tupinambá se encuentran con un rey-niño, y se sorprenden de ello. Pero también de ver mendigos que se conforman con su estado, y no se apoderan de la gran riqueza que tienen otros.

Oloixarac, debido a sus antecedentes familiares, nieta de una india quechua, descubrió que esa cultura ha resistido a todos los intentos de colonialismo que ha sufrido durante siglos. Y, sin embargo, esa resistencia se conoce muy poco. La importancia de la Amazonia es inversamente proporcional a lo que sabemos de ella.

Deville habló de la situación catastrófica de la Amazonia, debido a la pandemia, pero también a la mala gestión de Bolsonaro. Sin embargo, Levi-Strauss ya hablaba de esta crisis hace más de cincuenta años. Así que Deville trata de guardar el optimismo, pues a pesar de todo lo que han sufrido, tanto la selva como los pueblos que la habitan, siguen en pie. Contó su proyecto de hacer doce novelas sin ficción, paralelamente a dos viajes alrededor del mundo. Uno del este hacia el oeste, del que nacerán seis novelas. Y otro del oeste hacia el este, del que nacerán otras seis novelas. Por ahora han sido escritas ocho.

A Deville le molesta la designación “escritor-viajero”. Le parece muy reductor. Si escribimos libros, dice, es porque la vida no nos basta. Y no se puede reducir todo eso a un viaje.

Arthur Rimbaud fue una parte importante de la plática. Su vida como viajero, su condición de inmigrante, la fascinación que ha generado en la literatura latinoamericana, su intento de ir a trabajar en América.

La charla cerró con la imagen de una selva que lo devora todo, y que se ha tragado a Patrick, a Pola, y a la imaginación literaria