Maria Konta, gran amiga de Jean-Luc Nancy, hizo una celebración no del filósofo, del amigo, sino del pensamiento de Nancy.
Su conferencia se construyó como una serie de ideas, tomadas de la obra de Nancy, lanzadas como proyectiles a los escuchas. Fue una plática deconstruida, fragmentaria, provocadora. Estas son algunas de las ideas que nos compartió.
En su libro Adoración, dijo Konta, Nancy, en la palabra amor, encontró una salida al tecnocapitalismo, en un mundo donde Keynes sigue siendo tan vigente, aun en el Hay Festival, donde se le festejó el año pasado. El resto de la conferencia giró entorno al amor y al sexo, como respuesta al capitalismo actual y a las teorías neoliberales, o socialdemócratas, todavía en boga.
Para Nancy, el sexo está en toda la filosofía, es la presencia sensible de la verdad. El sexo es conocimiento, es el impulso sexual que nos impulsa hacia la verdad. Y es así como se conforma Occidente. De alguna forma, el sexo es el sustituto de los dioses, desde que ellos se ausentaron, o desde que les dimos muerte.
Hoy el sexo es el modelo, no de la verdad o de la reproducción, sino de un acceso al abismo en el corazón del abismo llamado cuerpo.
El cristianismo nos invita a desviar la energía sexual y económica. Es la religión más dura con la riqueza (erótica y económica).
En Occidente no sabemos cómo utilizar el sexo, la medicina o el arte. Sin embargo, sólo el sexo puede darnos un panorama completo del ser humano, desde el punto económico, social, político o artístico.
La deconstrucción es siempre una penetración. Porque la penetración es introducirse en un cuerpo que ofrece orificios donde es posible entrar, para deshacerlo, para ponerlo en cuestión. Se deconstruye el orden organizado para dirigirnos al desorden imprevisible. Sólo hay penetración en lo impenetrable.
El sexo es turbio porque no tiene una esencia clara ni inequívoca. Es el no-uno, que no se resuelve en dos, sino en un espectro con matices variables. La diversidad del sexo se puede desplegar dentro del sexo mismo, tanto física como mentalmente.
Martin Heidegger tiene razón al considerar que hay un factor afectivo como elemento esencial para la existencia. Para Heidegger la angustia es ese elemento esencial, y no el sexo. Sin embargo, la angustia, según Nancy, también está asociada al deseo.
La violación, hoy en día, se ha convertido casi en el símbolo del sexo. La primera cara de esta revolución es la disolución de la cara matriarcal y patriarcal de la sociedad. La segunda cara es la devaluación del amor y del sexo. Reconocemos el sexo y el placer, pero no podemos protegerlos de una violencia jerárquica. El juego en el sexo no se puede distinguir de la fuerza del dinero y de las técnicas. La posición de poder en el sexo siempre tiene una posición de jerarquía tecnoeconómica.
Para Nancy, lo único prohibido es el asesinato, por tanto, el feminicidio. El incesto, de igual manera, es una forma de asesinato. Toda violencia equivale a una negación del otro. La violencia de negarse a hablar, o que otros hablen, también es la negación de los otros. Y de la comunidad. Por eso Nancy festejaría el hecho de estar en el Hay Festival.
La última pregunta que nos lanza Nancy, según Konta, es: ¿Vamos a hacer frente a lo insostenible? ¿O vamos a satisfacernos con nuestra escasa autonomía? ¿Vamos a ceder? ¿O vamos a rebelarnos?
La conferencia de María Konta fue provocadora, como la obra de Nancy. Fue un elogio rebelde de su filosofía, una muestra de la fuerza destructora, conmovedora, descriptiva y anticipatoria de su pensamiento. Fue una conferencia que puso en práctica la deconstrucción, y la pasión de Nancy por el cuerpo, por el sexo, y por la constitución de una comunidad siempre en construcción, nunca fija, sino como el emprendimiento de un juego o como el placer entre los seres humanos. Como aquello que ocurre en el sexo, donde se resume, según Nancy, toda la experiencia humana.