Con Morir en la arena regresa el Leonardo Paduraque mejor describe su Cuba natal. El cronista de una generación perdida, que acumula medio siglo de dificultades. La Habana emerge como un personaje más, testigo del paso del tiempo y las promesas truncadas. Rodolfo, marcado por el parricidio cometido por su hermano y los recuerdos de la guerra de Angola, es ya una persona recién jubilada, con una incipiente intimidad con su cuñada, viejo amor de juventud. Al excarcelar a su hermano, enfermo terminal, y volver este a casa, se remueven los ecos del pasado que estaban enterrados. Conversa con Pilar Gutiérrez.