La exposición “Efímero” supone un paso más en la evolución del fotógrafo Pedro Armestre en la búsqueda de nuevas formas de expresar su entorno. De hecho, “Efímero” es la evolución de su anterior proyecto personal. La exposición se vertebra en dos líneas claramente diferenciadas. “Efímero documental”, donde cada imagen es apoyada por palabras que abren una ventana al visitante hacia una realidad en constante cambio; aunque en ocasiones pueda parecer que esta enquistada, siempre es fugaz y transitoria. Pedro siempre ha negado la frase “Una imagen vale más que mil palabras” en relación a la fotografía documental y fotoperiodística. En esta primera parte de la muestra conoceremos las inquietudes que marcan su vida, como las captura y difunde, y es el sendero para profundizar con más ahínco, en su fotografía de autor.
En “efímero autor” Armestre desnuda su mirada y también su alma. Gracias al lenguaje e intervención de sus fotografías nos sumerge a nuevos códigos, mucho más próximos a las sensaciones y a la reflexión abstracta. La obra toma relevancia al eliminar las palabras que las contextualizan. Es una puerta de entrada a la interpretación personal de quien se enfrente a ella. Muy próxima a la búsqueda de las esencias que el quinto elemento ejerce sobre todos nosotros, que tan presente tiene el autor en su vida.
Fotógrafo profesional desde el año 1993. Tras pasar por diversos medios de comunicación como Europa Press, la Agencia Cover, El Mundo, la revista Interviú y colaboraciones para distintos medios nacionales e internacionales. Entre el 2003 y mediados de 2016 distribuye sus imágenes a través de la agencia Internacional France Press. Ha sido ganador de múltiples premios y reconocimientos como el premio Ortega y Gasset a la mejor fotografía o el premio Rey de España de Periodismo.
Armestre expone de forma nítida su actual estado creativo: “Cada vez tengo más interés por las fotos imperfectas, las que transmiten fuerza, esas que no tienen un foco rabioso. La vida es imperfecta como las fotos que trepidan, son ruidosas y desenfocadas. Me mueve la búsqueda constante de lo que no se ha visto”. Al indagar en su universo, encontramos las más bellas instantáneas robadas a la adversidad, la indigencia, la necesidad, la injusticia, el desconsuelo y la angustia. Unas fotografías cuyo último fin es despertar la conciencia social, mover a un mundo para que tire del otro. Inevitablemente, tras la denuncia llegan la reflexión, la melancolía y el dolor. Para poder soportarlo, Armestre regresa siempre a la naturaleza, a los cuatro elementos: Agua, Tierra, Aire, Fuego.